viernes, 11 de julio de 2008



Public Spaces

En cada asiento hay un espacio público que descansa. En cada mujer hay piel invadida de recuerdos que se evaden. En cada cuarto silencioso hay una música que se pierde, o un domador de conversaciones ilusas.
Hay una marginalidad escondida en cada uno y nos abstrae hasta el suburbio más oscuro, olvidando esa patria esencial que profanamos con la mirada, y a veces, con las manos. Somos demoledores de lo único que nos pertenece, y en vano buscamos el sofá para el cansancio y compramos en almacenes utópicos, deshilachando nuestra consistencia que cada vez es un murmullo más cerrado. Y mi afán de coagularme, o de correr como animal, han hecho de mi una inagotable vergüenza que aprisiona a otros y alarma, como una cicatriz que se ilumina a destajo. Pero, desnuda estoy en todas las terrazas. Yo sola sé por qué busco, y nada puede detener mi red de conexiones invisibles.